Muy por encima del implícito menosprecio de la música indígena, sobresalen unos inicios muy poco documentados de la música en Colombia: en las ciudades de Cartagena y Santa Marta se encuentra el primer músico profesional en el año de 1.560; después de una década, se encuentra también a su alumno como primer maestro de capilla.
A pesar del "descubrimiento" de América a partir del año 1492 y de la conquista por parte de los países europeos, en 1.591,los indígenas que habían seguido practicando sus cantos y costumbres, fueron sorprendidos practicando sus bailes y bebiendo chicha.
Para 1.804, los bailes locales como el torbellino, o la manta, alternaban en los bailes de la élite en Santafé, con el Minueto Francés, el Fandango, y la Jota Españoles. Sin embargo, los indígenas acosados por la presión económica y militar, huyeron a la periferia, donde mantuvieron su cultura y lengua hasta su redescubrimiento en el siglo XIX. A causa de una serie de catástrofes demoniacas indígenas, para el año de 1.960, el 80% de la población indígena había desaparecido.
La música y el baile de los campesinos, negros e indígenas ocuparon del mismo modo un lugar de protagonismo en la literatura de la época a lo largo de los siglos XIX y XX; como también ocupó un lugar de importancia la unión de la música con la política en los procesos de definición de la Colombianidad.
En 1.822 modernos instrumentos musicales Europeos se incluyeron como parte de la mercancía entre los cuales encontramos (pianos, violines, flautas, arpas de pedal, etc.); debido también a la influencia extranjera, en las guerras de independencia, se incluyeron canciones patriotas.
A causa de grandes cambios sociales en los años 40, se dio comienzo a la música bailable encarnada por Lucho Bermúdez (1.912 -1.994). Igualmente en los años 60, se asimiló la cultura del Rock, perdiendo su batalla después de algunos años ante el Pop Internacional en Español, y la música local adaptada a la gente joven (como "Los Hispanos" y "Los Graduados"), que fueron logrados con un gran éxito en Medellín.
Ya para 1.991 apoyados en la Nueva Constitución, se levantó un fuerte nacionalismo en Colombia que abonó terreno para el reciclaje de tradiciones musicales locales, dando como resultado una gran gama de fusiones que han sido usadas por gobiernos y hasta empresas privadas para promocionar sus propias agendas de Colombianidad.
Resumen Tomado de:
La música colombiana, pasado y presente.
2010, A tres bandas: mestizaje, sincretismo e hibridación en el espacio sonoro iberoamericano, Eds. Albert Recasens, Christian Spencer, Madrid: SEACEX, 2010, pp. 247-54.
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